En noviembre de 1998, Jonathan Reed y Robert Raith se presentaron en varias ocasiones en el programa radial “De costa a costa”, dirigido por Art Bell, para dar a conocer una historia que dejó a muchos perplejos. En octubre de 1996, el Dr. Jonathan Reed, psicólogo de la Universidad de Washington, y su perro Suzy, se aventuraron por los bosques de las montañas Cascade al este de Seattle. Lo que sucedió a continuación es una historia que ha desconcertado a muchos.
Reed afirmó que perdió de vista a Suzy y luego escuchó un grito de dolor. Cuando salió en busca de su mascota, presenció lo que describió como una “entidad” que parecía estar estrangulando mortalmente a Suzy. Para su asombro, Suzy fue “vaporizada” en un fino polvo blanco ante sus ojos. Reed instintivamente atacó a la supuesta entidad extraterrestre con un trozo de madera, hiriéndola aparentemente de gravedad en la cabeza. Sin embargo, Reed sufrió convulsiones y vómitos intensos durante varios minutos antes de recuperarse.
Una hora después del incidente, Reed regresó a su vehículo para recuperar su cámara de 35 mm y su videocámara de 8 mm con el fin de recopilar pruebas del cuerpo del extraterrestre. Fue en ese momento cuando también tomó imágenes de un extraño objeto negro y angular que llamó “obelisco”. Reed decidió ocultar el cadáver del alienígena para evitar que fuera devorado por animales y lo llevó a su casa, guardándolo en un congelador en su garaje, donde tomó más fotos y videos.
A partir de este punto, la historia se torna llena de suspenso e intriga. Se afirma que investigadores y científicos que analizaron muestras de tejido del extraterrestre fueron asesinados, y el único superviviente, el Dr. Horace Chacón, se escondió de las amenazas de muerte de una organización pro-gubernamental conocida como el “Lado Oscuro”.
Jonathan Reed y Robert Raith se presentaron varias veces en el programa de Art Bell, agregando nuevos elementos a su historia, incluida la existencia de un brazalete extraterrestre que permitía la teletransportación. A medida que ganaban popularidad, surgieron dudas sobre su historia por parte de organizaciones de investigación ovni en Estados Unidos, como MUFON y NUFORC.
En 2001, Reed y Raith llevaron su historia a México a través del reportero e investigador ovni Jaime Maussan, quien les proporcionó acceso a los medios de comunicación a través de Televisa. El caso Reed comenzó a recibir atención en México, pero la presentación del presunto brazalete alienígena en un programa de Adal Ramones dejó al público decepcionado, ya que no se realizaron demostraciones de sus supuestas capacidades.
Sin embargo, el caso Reed comenzó a tambalearse cuando el investigador Bob Shell y Royce Meyers investigaron las fechas de producción de las películas utilizadas por Reed. Se descubrió que las películas utilizadas en el supuesto encuentro con el extraterrestre no estaban disponibles en el mercado en el momento que Reed afirmó haber tenido el encuentro.
Además, surgieron dudas sobre la autenticidad de los expedientes académicos de Reed, ya que no se encontraron registros de su graduación en la Universidad de Washington ni en la UCLA.
El “brazalete extraterrestre” también generó escepticismo, ya que no se realizaron demostraciones de sus supuestas capacidades, como la teletransportación.
Según la versión de Reed, una prueba de ADN realizada en el ser alienígena fue supervisada por un individuo llamado Harold Chacón, quien afirmó ser microbiólogo. Esta prueba supuestamente reveló que la entidad no era ni humana ni animal. Sin embargo, las credenciales académicas de Chacón, quien también se declaró “microbiólogo”, no pudieron ser verificadas, y nadie pudo confirmar su título. Sorprendentemente, Chacón también fue invitado al programa de Art Bell sin que el anfitrión verificara sus credenciales.
Reed y Chacón, sin embargo, ofrecieron una excusa común: afirmaron que sus documentos y bases de datos de estudios habían sido destruidos por el gobierno. Esta explicación, a pesar de su conveniencia, no resistió el escrutinio.
Un punto interesante es el comentario de Peter Davenport, quien señaló un error en las afirmaciones de Reed. Durante una aparición en el programa de radio, Reed afirmó que había reconstituido sangre seca, eliminando núcleos y analizando el ADN de los glóbulos rojos del extraterrestre. Sin embargo, Davenport señaló que si la entidad tuviera una fisiología similar a la humana, sus glóbulos rojos no tendrían núcleos, lo que planteaba serias dudas sobre la credibilidad de Reed.
El drama no terminó con la revelación del presunto artefacto extraterrestre. Reed también afirmó que se habían tomado muestras biológicas del ser alienígena y que su amigo “Gary” las había ocultado temporalmente antes de devolvérselas. Sin embargo, no hay evidencia de análisis de ADN presentada por Reed, y su afirmación de que el microbiólogo Harold Chacón, supuestamente egresado de la Universidad Católica de Puerto Rico, confirmó el origen extraterrestre de las muestras resultó ser falsa. La Universidad Católica de Puerto Rico no ofrece títulos en microbiología, y no se encontró registro alguno de un “Harold Chacón” en dicha institución.
Dan Iaria, un defensor acérrimo de Reed, respaldó las afirmaciones del microbiólogo ficticio en su sitio web, pero en lugar de presentar pruebas sólidas, ofreció argumentos basados en declaraciones falsas. Iaria abordó temas como las tortugas marinas y las extracciones de ADN, pero no proporcionó evidencia efectiva de un origen extraterrestre. Las afirmaciones de Reed se basaron principalmente en la palabra de un supuesto científico sin títulos verificables ni evidencia científica sólida.
Reed continuó su saga alegando que el Dr. Chacón había sido obligado a huir del país debido a amenazas gubernamentales, añadiendo un elemento adicional de conspiración a su relato. Sin embargo, la credibilidad de su historia se había desvanecido, y sus afirmaciones se encontraban cada vez más en tela de juicio.
Robert Raith, coautor del libro publicado por Reed, había sido un invitado frecuente en el programa de Bell. Sin embargo, la revelación que sacudió los cimientos del caso se produjo cuando una persona que aseguraba haber sido inquilino de Raith hizo una confesión sorprendente: el verdadero nombre de Robert Raith era “Robert Aria”. Pero lo más sorprendente estaba por venir: este individuo afirmó que tanto Aria como Harold Chacón, quien también estaba vinculado al caso, trabajaban en una gasolinera de la compañía Chevron al oeste de la ciudad de Seattle.
La noticia de esta falsedad llegó a dos miembros del club de radioescuchas de Art Bell, Charlotte LeFevre y Philip Lipson. Decidieron investigar por sí mismos y, tras realizar una llamada telefónica al gerente de la estación Chevron, confirmaron que Aria y Chacón eran empleados de la gasolinera. Sin embargo, cuando LeFevre visitó la estación y se encontró cara a cara con “Raith” (Aria), este huyó cobardemente al verla, dejando tras de sí una expresión burlona.
Charlotte LeFevre informó el incidente a Kathelen Andersen, directora de “Mutual UFO Network” en el estado de Washington. Sorprendentemente, Andersen ya había tenido encuentros con Harold Chacón y Robert Raith (Robert Aria) en una reunión previa. Ambos individuos le habían comentado que planeaban escribir un libro de ciencia ficción.
Desde que fueron expuestos, Reed, Raith (Aria) y Chacón han evitado la prensa y mantenido un bajo perfil. Mientras tanto, Art Bell, el presentador del programa radial, comentó sobre la situación, expresando que él era un locutor y no un investigador, y que en muchas ocasiones, las personas alegan que sus registros y credenciales han sido destruidos por otros individuos que intentan dañar su credibilidad.