En un giro de los acontecimientos, una revisión sistemática reciente realizada por la reconocida Cochrane Library arroja luz sobre la controversia en torno a los beneficios de los filtros de luz azul en gafas y otros dispositivos electrónicos.

En tiempos pasados, los estudios que respaldaban los supuestos beneficios de estos filtros eran considerados de calidad dudosa, y el debate persistía en la necesidad de una investigación más rigurosa. Recordamos la avalancha de anuncios en prensa y televisión de una marca que promocionaba filtros para pantallas de móviles y tablets, con el propósito de “filtrar” la temida “luz azul” que se decía podía dañar los ojos, especialmente los de los niños.

El producto ganó popularidad rápidamente, llegando a comercializarse incluso en tiendas de renombre, y algunos incluso se beneficiaron económicamente.

Sin embargo, el escepticismo comenzó a crecer en torno a esta tendencia publicitaria. En un intento de aclarar el panorama, se publicaron artículos cuestionando la veracidad de estas afirmaciones. Con escasa información disponible en ese momento, el autor del blog recibió una llamada del fabricante del producto, quien buscó persuadirlo de retirar el artículo o al menos evitar que apareciera en los primeros resultados de búsqueda en Google.

En medio de este contexto, el blog Ocularis se unió a la conversación, compartiendo las conclusiones de los artículos anteriores y enfrentando las intentonas de silenciamiento por parte del fabricante. Paradójicamente, estos esfuerzos solo amplificaron la discusión.

A pesar del revuelo, la venta de pantallas y dispositivos con filtros de luz azul continuó sin cesar.

Sin embargo, una nueva luz brilla sobre este tema gracias a un estudio reciente de la Cochrane Library.

Esta revisión sistemática encontró que las gafas con filtros de luz azul podrían no reducir los síntomas de cansancio ocular al usar la computadora en un período de seguimiento a corto plazo, en comparación con las gafas sin filtros de luz azul. Además, esta revisión no encontró diferencias clínicamente significativas en los cambios de la frecuencia de fusiones críticas (CFF, por sus siglas en inglés) al usar gafas con filtros de luz azul en comparación con las gafas sin filtros de luz azul. Según la evidencia actual mejor disponible, es probable que haya poco o ningún efecto de las gafas con filtros de luz azul en la agudeza visual corregida para lejos (BCVA, por sus siglas en inglés) en comparación con las gafas sin filtros de luz azul. Los posibles efectos en la calidad del sueño también fueron indeterminados, ya que los ensayos incluidos informaron resultados mixtos en poblaciones de estudio heterogéneas. No hubo evidencia en las publicaciones de ensayos controlados aleatorios (RCT, por sus siglas en inglés) relacionada con los resultados de la sensibilidad al contraste, la discriminación del color, el deslumbramiento incómodo, la salud macular, los niveles de melatonina en suero o la satisfacción visual general de los pacientes. Se necesitan futuros ensayos aleatorios de alta calidad para definir de manera más clara los efectos de las gafas con filtros de luz azul en el rendimiento visual, la salud macular y el sueño en poblaciones adultas

Tras analizar meticulosamente 17 ensayos clínicos aleatorizados relacionados con filtros de luz azul en gafas, los investigadores llegan a una conclusión sorprendente: no existen pruebas sólidas de que estos filtros reduzcan la fatiga visual causada por el uso de pantallas, ni que mejoren la agudeza visual en comparación con lentes estándar.

En cuanto a los supuestos beneficios para la salud de la retina y la calidad del sueño, el estudio de Cochrane subraya que los resultados son altamente variables entre los diversos ensayos analizados, impidiendo extraer conclusiones definitivas. En otras palabras, la eficacia positiva de los filtros de luz azul en estos aspectos sigue siendo incierta.

Con todo esto, el meta-análisis actual respalda lo que algunos ya afirmaban desde hace tiempo: la inversión adicional en lentes o gafas con filtros de luz azul podría no ser justificada. Las grandiosas promesas hechas por las empresas del sector parecen carecer del respaldo científico necesario.

En última instancia, queda un consejo claro para el público: no se dejen llevar por afirmaciones exageradas y no paguen un extra por una protección ocular supuestamente necesaria. Para quienes ya invirtieron en estos productos, esta investigación podría sonar como una advertencia que valía la pena escuchar.